En pleno boom de la cocina peruana, tres de los chefs más conocidos y exitosos del país se hicieron clientes del estudio que abrió los paraísos fiscales a presidentes, reyes y celebridades, pero también a jefes del crimen organizado. Según los documentos de la firma legal, filtrados hace poco a la prensa mundial, varios cocineros famosos de Lima se interesaron en crear empresas de fachada para recibir regalías o para hacer inversiones desde Panamá o las Islas Vírgenes Británicas.
A inicios del 2016, el chef Gastón Acurio dijo que el Perú debía aspirar a convertir su gastronomía en una multinacional del siglo XXI. No era un disparo al aire. Para entonces, todas las pasadas predicciones del cocinero peruano más famoso del mundo se habían cumplido: la cocina nacional pasó de mover 1.500 a 10 mil millones de dólares anuales en menos de un lustro, los restaurantes peruanos se esparcieron a distintos continentes y los chefs habían adquirido un aura de rockstars, abanderados de una ética del esfuerzo y la creatividad que no estaba reñida con el éxito. Se hablaba de una revolución que generaba millones y producía placer. Semejante mezcla no pasó desapercibida en la maquinaria que alimenta los paraísos fiscales del planeta.
En abril del 2015, los representantes de Mossack Fonseca en Lima informaron a su sede en Panamá que habían detectado un nuevo nicho para sus negocios: los chefs más prestigiosos del Perú. “Todos pagan el 30% de sus ingresos como impuestos y, como comprenderás, ninguno quiere hacerlo”, reportó Susana Kam, una de las agentes del estudio, en un correo electrónico interno que figura en la información filtrada a periodistas del diario alemán Süddeutsche Zeitung, quienes la compartieron con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en inglés).
Para: Edison Teano - Lawyer
Asunto: RV: JPR RESTAURANTES CORP.
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La funcionaria dijo haberse reunido con varias estrellas de la cocina peruana. El contacto, aseguró, se produjo gracias a un chef que en los últimos años demostró ser tan hábil para los negocios como para las hornillas: Jaime Pesaque, propietario del restaurante limeño Mayta, considerado uno de los veinte mejores de Lima. “(…) gracias a Pesaque me reuní con varios chef famosos peruanos y se están pasando la voz. Todos me han pedido cotización de empresas y posibilidad de otros negocios”, escribió la ejecutiva.
HISTORIA DE MAYTA
Pesaque es miembro de la generación estelar de la gastronomía peruana del siglo XXI: un cocinero formado en epicentros de la cocina mundial, como alumno de Le Cordon Bleu de París o pasante del Celler de Can Roca en Gerona, que tiempo después encontró su camino en la tradición nacional. En el 2012, el diario The New York Times lo definió como “un chef de estrella ascendente”. “Es un reconocido chef en Perú y se está internacionalizando”, escribió la agente de Mossack Fonseca al presentarlo como uno de sus flamantes clientes. Para entonces, Pesaque ya tenía restaurantes en Miami, Punta del Este, Nueva York, Milán, Hong Kong y Dubai.
También acababa de estrenar una empresa offshore: JPR Restaurantes Corp., una sociedad registrada en las Islas Vírgenes Británicas (BVI, en inglés), uno de los paraísos fiscales más conocidos del mundo.
La agente de Mossack Fonseca fue precisa al señalar que el objetivo de la compañía era canalizar las ganancias del chef en el extranjero por las franquicias de sus restaurantes o por sus labores como asesor gastronómico. “Quiere formalizar estos contratos y hacerlo a través de esta sociedad para aquí recibir las regalías, los pagos por sus consultorías, etc.”, indicó Kam.
Con ese fin, poco antes, en diciembre del 2014, un abogado de Mossack Fonseca había registrado la sociedad JPR Restaurantes Corp. a través de Suggest Ltd., una segunda empresa que realidad era una offshore del estudio para hacer gestiones a nombre de sus diferentes clientes. Aunque Suggest Ltd. quedó formalmente a cargo de la nueva sociedad, en los documentos de la constitución se consignó como domicilio la casa del chef Jaime Pesaque en Miraflores, una vivienda de dos pisos ubicada detrás de su conocido restaurante.
En febrero del 2015, a través de un memorando, se resolvió nombrar al propio Pesaque como director único de JPR Restaurants Corp.
La sociedad estaba habilitada para emitir hasta 50 mil acciones. Pesaque mantuvo el control de 40 mil, equivalentes al 80% de la offshore. Las otras diez mil quedaron a nombre de Carlos Raúl Otero Bossano, esposo de la madre del chef y socio fundador con Pesaque en las empresas Inversiones Pontevedra SAC, fundada el 2007 y razón social de Mayta; y de Eventos Gastronómicos SAC, establecida en agosto del 2014.
Otero Bossano es además un experimentado asesor de empresas y presidente del directorio de Sentinel Perú, la conocida central de riesgo crediticio. Su trayectoria pasada incluye haber sido presidente de IPAE y director del Banco Central de Reserva.
Como parte de los trámites para poner en marcha la empresa offshore, y siempre con ayuda de los agentes de Mossack Fonseca, Pesaque y Otero solicitaron la apertura de cuentas en el Credicorp Bank de Panamá, a nombre de la sociedad que crearon en Islas Vírgenes. En la información proporcionada ante la entidad bancaria, el chef señaló que el objetivo de las cuentas era recibir transferencias de entre 12 mil y 18 mil dólares al mes por sus consultorías a empresas del rubro gastronómico en Noruega, Estados Unidos, Italia y el emirato de Dubai.
Pesaque fue consultado vía telefónica hasta en dos ocasiones para este reportaje, pero no aceptó una entrevista. “Eso se habló en algún momento con mi socio, pero no sé si al final se hizo. En verdad creo que no”, comentó el chef. Sin embargo, en la información filtrada del estudio existen documentos firmados por Pesaque que sirvieron para transferir acciones, actuar como apoderado de la sociedad offshore y para abrir las citadas cuentas bancarias. “Yo no veo nada de eso, yo solo cocino”, señaló el dueño de Mayta.
TOP CHEF
Otra de las celebridades culinarias que pertenece al club de los propietarios de empresas offshore es Rafael Osterling, el chef favorito de las páginas de sociales de las revistas en el Perú. Dueño de tres marcas de restaurantes –el homónimo Rafael y Mercado en la capital peruana, y La Despensa en Bogotá–, Osterling es accionista desde el año 2009 de una sociedad llamada Insumos Peruanos Corp., registrada en Panamá y con directores proporcionados por Mossack Fonseca. Durante un tiempo la sociedad se mantuvo bajo el régimen de acciones al portador, hasta que a fines de octubre de ese año se formalizó el traspaso de las acciones a sus verdaderos dueños, el chef y su socio Marco Quiroz Zuzunaga.
Osterling, un bonvivant con fama de genio temperamental, es uno de los abanderados del boom gastronómico peruano. Por su cocina anduvieron en su momento, como pasantes, futuras estrellas culinarias como Pedro Miguel Schiaffino, el gran promotor de la despensa amazónica, o Virgilio Martínez, uno de los pocos chefs peruanos ganadores de una estrella Michelin. Osterling fue el primer chef nacional en ganar uno de los Gourmand World Cookbook Awards por un libro sobre su experiencia y sus recetas publicado el 2010. Su éxito trasciende al de la cocina: también es propietario de Collect Company Inc., otra sociedad panameña, más antigua que la primera, que durante mucho tiempo estuvo inoperativa, hasta que en el 2011 el chef encargó a Mossack Fonseca los trámites para ponerla en funciones.
Para: Josette Roquebert - Corporations
Asunto: APROBACION/ COLLETT COMPANY INC.1879631
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Rafael Osterling, miembro de una acaudalada familia relacionada al sector minero, había recibido una herencia y, según contaban los agentes en sus comunicaciones internas, pensaba sacarle partido a través de sus offshore. “Está reactivando la sociedad (anteriormente ni la había usado) para comprar inmuebles, ser accionista de empresas en el Perú y abrir cuentas en el exterior”, escribió Patricia Rodríguez, empleada del área de corporaciones en un correo interno a la directora de esa oficina en Panamá.
“Me acuerdo que tomamos una offshore a través de ese estudio (…), pero la verdad, no me acuerdo ni para qué fue, y si fue acá o en Colombia”, comentó el cocinero vía correo electrónico ante un pedido de entrevista para esclarecer su vínculo con Mossack Fonseca. Ojo-Publico.com insistió en tener una reunión en persona, pero no obtuvo respuesta
Estas empresas no figuran como parte del patrimonio declarado en el país por Osterling, quien es embajador de la Marca Perú. En los registros públicos solo aparece inscrita su participación en tres empresas peruanas: es socio fundador y gerente general de Bridget SAC, razón social del restaurante Rafael; también es socio fundador y accionista mayoritario de La Brasserie Lima Restaurant SAC, y es gerente general de Alimentos Latinos SAC., razón social del concurrido restaurante El Mercado.
TALENTO DE TV
El chef Christian Bravo, una estrella de los programas familiares de televisión y conductor él mismo de un espacio de cocina, también aterrizó sus intereses en un paraíso fiscal a través de Mossack Fonseca. En marzo del 2013, compró a través del estudio panameño la sociedad Double Business Management Ltd., inscrita a inicios del año anterior en Islas Vírgenes Británicas. De acuerdo a la documentación revisada por Ojo-Publico.com, la sociedad fue habilitada para emitir hasta 50 mil acciones, con valor de un dólar cada una. Inicialmente tuvo como directivos a dos agentes del estudio, quienes, mediante un documento de cesión emitido el mismo día de la compra, convirtieron al chef en accionista único.
Bravo es el propietario del Bravo Restobar, una franquicia que desarrolla el concepto de restaurante gourmet confortable, es decir de alta cocina sin elitismo. La mezcla de éxito y carisma también le valió ser uno de los chefs seleccionados como embajadores de la Marca Perú, junto a Rafael Osterling, Javier Wong y el recordado Iván Kisic. En el 2012, un año antes de adquirir su offshore, Bravo anunció públicamente sus intenciones de llevar su marca al extranjero.
El estudio se encargó de hacer los preparativos. El procedimiento se materializó en un documento por el cual el chef debía vender su empresa Bravo Restobar SAC, razón social de su operación gastronómica, a la misma sociedad inscrita en Islas Vírgenes Británicas de la que es único accionista. En una época en que Christian Bravo anunciaba en Lima franquicias que requerían inversiones de hasta 800 mil dólares, el contrato de venta preparado por Mossack Fonseca establecía un precio de apenas diez mil soles por 850 de las 1000 acciones del restobar. Como nueva propietaria del negocio, Double Business Management Ltd. también recibiría las utilidades y beneficios de toda clase obtenidos por la empresa.
Para: Mossack Fonseca & Co. (BVI)
Asunto: DOUBLE BUSINESS MANAGEMENT LTD.
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El documento establecía el compromiso de la sociedad offshore de transferir al chef los derechos sobre la marca Bravo Restobar, inscrita ante el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y la Propiedad Intelectual (Indecopi). La figura era como si el cocinero se vendiera a sí mismo su propia empresa y, a cambio, recibiera los derechos de uso de su propia marca.
La documentación revisada para este reportaje –parte de los 11.5 millones de archivos entregados al ICIJ– incluye la copia del contrato preparado para la compraventa, firmado en Panamá por las directoras asignadas por el estudio; una captura del pasaporte de Christian Bravo refrendada por Mossack Fonseca; el certificado de acciones de Double Business Management Ltd. a nombre del chef; entre otros papeles. Ojo-Publico.com solicitó una entrevista con el cocinero, tanto por vía electrónica como a través de su hermano Carlos Bravo, gerente general de Bravo Restobar SAC, pero no obtuvo respuesta.
Las revelaciones de los llamados Panamá Papers exponen un aspecto desconocido del boom gastronómico peruano, fruto de la que hasta ahora es considerada una de las industrias más pujantes y alentadoras del país. La buena reputación permitió superar una reciente polémica a raíz de los supuestos bajos sueldos que se pagan en el sector, incluso en los restaurantes abanderados del despegue culinario. “La gastronomía peruana está de moda y hay muchos chef ya premiados y reconocidos a nivel mundial, los mismos que están siendo contratados para hacer franquicias en varias parte del mundo y/o para dar asesorías”, señaló la agente de Mossack Fonseca que detectó la posibilidad de llevar ese éxito a los paraísos fiscales.
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Actualización 12.04.14 6.15 pm
El chef Christian Bravo, propietario del restaurante Bravo Restobar, ha enviado una carta notarial en relación a la nota “Los chefs peruanos que amasan ingresos en empresas fachada”, donde se evidencian los vínculos de algunos cocineros peruanos con la empresa Mossack Fonseca. Bravo afirma que en la nota “se ha formulado una serie de afirmaciones contrarias a la verdad que no han sido sometidas a previa corroboración con mi persona o con mis asesores legales”.
El chef admite que constituyó la empresa offshore Double Business Management Ltd., con el fin de abrir nuevas franquicias de su restaurante en el exterior, aunque niega haber firmado el contrato de compraventa de su restaurante a esa sociedad. Al respecto, OjoPúblico precisa que en el reportaje se señala que el documento de la operación fue preparado por Mossack Fonseca, como consta en los archivos a que tuvo acceso como parte de la filtración de los Panama Papers, y que las firmas corresponden a dos agentes de la firma legal en Panamá.
También toca precisar que OjoPúblico solicitó los descargos a través de Carlos Bravo, Gerente General de Bravo Restobar, a quien se ofreció detalles muy precisos sobre la investigación para que le hiciera llegar el pedido de una necesaria entrevista personal. También se envió esas precisiones al correo personal del chef ofrecido por personal del propio restaurant de San Isidro, quienes además dieron como número más directo para de contacto el teléfono del señor Carlos Bravo.
A continuación, la carta del chef Christian Bravo.
ACTUALIZACIÓN: 06.04.16 02.07 p.m.
El chef Rafael Osterling acaba de publicar un comunicado relacionado con este artículo en su cuenta de Scribd.
En el texto, explica detalles sobre las empresas offshore que son materia de esta investigación.
A continuación reproducimos su posición.